Para comer bien y vivir mucho tiempo, nuestros abuelos solían observar algunas reglas simples, incluido el respeto a la estacionalidad de los alimentos. Estamos acostumbrados a ignorar nuestro Gran pasado y trastocar nuestro futuro.

Es por eso que las intolerancias alimentarias son hoy en día un drama que aumenta considerablemente. Nuestra comida está moldeada por industrias, enriquecida con tintes y aditivos del consumismo y nuestras reglas saludables del pasado son recuerdos desvaídos y obsoletos. La intolerancia alimentaria se está convirtiendo en un fenómeno de masas en zonas altamente industrializadas. La comida se ha convertido en parte de un corrupto sistema de mercado globalizado, subproducto de una sociedad inconsciente y demasiado apresurada para detenerse y reflexionar sobre ese componente íntimo y cultural que es tan profundo que es la comida, que al ingerirse toca lo más íntimo y inconsciente de nuestra verdadera naturaleza. Es por esto que las intolerancias alimentarias, más que una consecuencia de las alteraciones químicas e industriales de los alimentos, son el resultado del cambio ambiental de los alimentos y del desprendimiento emocional del hombre de su verdadera naturaleza.

La intolerancia alimentaria parece ser el punto cero de toda patología, el primer desequilibrio del terreno y sobre este andamiaje se construye el cuerpo humano a lo largo de los años. Si los cimientos son sólidos, nuestra salud será de hierro. La intolerancia alimentaria es un espía, un indicador de una sociedad en desorden que se ha alejado de los verdaderos cánones de nuestra salud primordial, de nuestro verdadero bienestar psicofísico.

«Es necesario identificar una serie de biointolerancias alimentarias mediante una prueba específica y resolverlas mediante un programa detallado creado ad hoc por un consultor especializado. Por lo tanto, una intolerancia alimentaria biológica se puede curar». El proceso de curación de las intolerancias alimentarias no es una simple pastilla para tragar con los ojos cerrados, sino un camino de Conocimiento que nos permitirá mirar hacia adentro y conocernos mejor

Síntomas de intolerancia alimentaria

Los síntomas que pueden presentarse en presencia de una intolerancia a un tipo de alimento son muchos y se diferencian entre sí en función del tipo de alergia que se active. Los síntomas de intolerancias alimentarias que enumeramos a continuación suelen ocurrir, pero no son síntomas que se presentan solo en presencia de intolerancia alimentaria, y son: acidez, indigestión, cólicos y calambres abdominales, diarrea, flatulencia, disentería, distensión abdominal y gorgoteo abdominal. Además, otros síntomas que pueden presagiar una intolerancia alimentaria en curso son: meteorismo, dolor de cabeza, náuseas, picor, regurgitación ácida, piel seca, retención de agua, obesidad, celulitis.

Prueba de intolerancia alimentaria

Después de realizar una dieta de exclusión para intentar entender qué tipos de intolerancia padece el paciente, se puede pasar al uso de pruebas y análisis para la intolerancia alimentaria real.

La ingesta de alimentos intolerantes conlleva una mayor predisposición al aumento de peso y también se producen una serie de enfermedades agudas y crónicas como dolores de cabeza, gastritis, disbiosis intestinal, artrosis, acné, etc.

Las intolerancias son la «enfermedad del siglo», debido al consumismo y la industrialización de los alimentos. En los países industrializados, las intolerancias alimentarias han aumentado de forma espectacular.

En caso de intolerancias alimentarias es necesario modificar la dieta y seguir un programa de bienestar adecuado. En cualquier programa de bienestar destinado a la salud y el bienestar, las intolerancias alimentarias juegan un papel clave en la vanguardia.

¿A qué comida eres intolerante? ¿Qué alimento engorda? ¿Tu dieta es efectiva? estas son las preguntas fundamentales que nos hacen cuando sentimos los primeros síntomas de intolerancias alimentarias.

 

¿Te gusta? ¡Compártelo!